lunes, 31 de octubre de 2011

Música para una noche de fantasmas

El inigualable barítono-bajo Hans Hotter
caracterizado como el Holandés Errante
Doy por hecho que la creciente popularidad de Halloween forma parte del inevitable proceso de globalización cultural y que desde que el ser humano existe, ha tendido al mestizaje. Lo que no soporto es ver como se adaptan alegremente costumbres foráneas (gracias sobre todo a los todopoderosos medios de difusión como el cine o la televisión) mientras las fiestas y tradiciones autóctonas caen en el olvido y el desprecio. Hoy mismo decía Carrasquilla (la tienda más antigua de disfraces en Málaga) que vende muchos más artículos en Halloween que durante los Carnavales. Incomprensible.
Esa es la razón que siempre me ha hecho detestar el éxito de la noche de Halloween, aunque desde que soy padre la tolero algo más debido a que es una fiesta por y para niños impregnada de la misma inocencia que la noche de reyes (también cada vez más arrinconada por Papá Noel). En cualquier caso es una buena excusa para repasar esta noche el poco comocido tema de los fantasmas en la música... Qué ustedes se aterroricen bien.

Karl Maria von Weber (1786-1826) fue pariente político de Mozart y un digno continuador del genio salzburgués en el campo de la ópera. En este terreno es precisamente el mejor exponente del romanticismo alemán y sus temas fantásticos poblados de brumas, bosques, espíritus y leyendas. Su obra más conocida es sin duda El cazador furtivo, una ópera  en la que uno de sus protagonistas pacta con un demonio para ganar un concurso de tiro. Ésta es precisamente la escena de la invocación, conocida como "la garganta del lobo".



Richard Wagner (1813-1883) fue un gran admirador de Weber y en sus románticas óperas de juventud también recreó el fantasmagórico mundo de las leyendas. El holandés errante es la historia de redención de un marino condenado a la vida eterna por tentar al Diablo durante una tormenta. Sólo la fidelidad de una mujer pueden darle descanso a él y su tripulación de espectros.



Modest Mussorgski (1839-1881) es uno de los grandes representantes del nacionalismo ruso. Como muchos grandes genios se adelantó a su tiempo y sus armonías, llenas de aristas punzantes, fueron incomprendidas incluso por colegas como Rimsky-Korsakov, que reorquestó y "dulcificó" casi todas las partituras de su compañero tras su prematura muerte debida a los estragos del alcohol. El poema sinfónico Una noche en el monte pelado es la recreación de un aquelarre, aunque originalmente estaba destinado a ser una escena de pesadilla en una ópera inconclusa de Mussorgski. No está nada mal la adaptación animada que Disney realizara para Fantasía dirigida por el gran Leopold Stokowski.

viernes, 21 de octubre de 2011

Dibujos animados y desanimados

El "tío Walt" me provoca
más escalofríos que Norman Bates

Nunca he sido un gran aficionado al género de animación. Ya desde niño prefería una de aventuras, un musical, una comedia o incluso un western antes que una película de Disney. Bambi me dejó una huella tan traumática que me ha impedido volver a verla de adulto y cuando he revisado alguno de los clásicos de toda la vida me han parecido llenos de aburridos números musicales, sentimentalismo melifluo y un sadismo gratuito,   así que no me extrañaría que el “tío Walt” hubiera padecido alguna clase de trastorno bipolar. Lo que sí es cierto es que no ocultó sus simpatía por todos los fascismos europeos, que fue un entusiasta colaborador de “la caza de brujas” macarthista y que los estudios Disney eran los únicos de Hollywood en los que no trabajaban judíos.
Disney  ejercía un control tan absoluto sobre el proceso creativo de sus películas que cuando murió los estudios cayeron en una lógica decadencia. A finales de la década de los ochenta un nuevo grupo de ejecutivos se hizo con el control de la compañía y decidieron sacarla a flote cambiando el espíritu de todo aquello que había sido "marca de la casa". La apuesta consistía básicamente en ir aligerando y modernizando los numeritos musicales, hacer guiones aptos tanto para niños como sus papis (que a fin de cuentas también veían la película) e ir sustituyendo progresivamente las dosis de crueldad y mala leche por sentido del humor. Surgieron así películas como La sirenita, La bella y la bestia, Aladdin, El Rey León, Pocahontas, El jorobado de Notre Dame o Hércules que no tardaron en llevar a los estudios Disney a una segunda edad de oro. Paradójicamente muchos de los nuevos ejecutivos eran judíos.
Para quien esto escribe fue una grata sorpresa volver a ver una película de animación y encontrarse con el nuevo giro dado por la compañía Disney, sobre todo porque el éxito de su nueva fórmula influiría en todo el género (y no sólo en su productora) para siempre. La ventaja de que el canon de las películas de animación hubiera sido tan estricto era que todo estaba por hacer...

Mulan (1998)
Hasta ese momento la película de animación que rompía con más tópicos. La protagonista no sólo no era una occidental, sino que incluso no se trataba de una chica en apuros, sino una muchacha que, haciéndose pasar por hombre, es capaz de vencer una batalla y salvar todo un imperio de uno de los "malos" más conseguidos de la historia de la animación (es brilantísimo el recurso narrativo de mostrar una simple muñeca para contar como los hunos planean y consuman el arrasamiento de una aldea. Seguro que el "tío Walt" hubiera preferido mostrarnos como destripaban viva a la dueña). Al final, en otra inesperado giro del guión, son los rudos compañeros de armas de la chica los que se disfrazan de mujeres para salvar al Emperador. Eso sí, el héroe resultaba demasiado cachas y machote para travestirlo. Tampoco se podía pedir que hicieran saltar todos los tópicos por los aires a la primera ocasión.


Monstruos S.A. (2001)
Pixar (compañía filial de Disney) ya había revolucionado el mundo de la animación en 1995 con Toy Story, primera película de la historia realizada íntegramente con efectos digitales. En esta ocasión nos sorprendía con un  mundo paralelo al otro lado de los armarios de los niños, poblado por  hilarentes monstruos. La escena de la huida interdimensional a través de las puertas es, a juicio de quien esto escribe, una de las mejores  persecuciones (y sin duda la más imaginativa) de la historia del cine. La resolución de la historia es tan sorprendente como divertida.





Shrek (2001)
La productora de Spielberg ya se había interesado por las películas de animación desde que en 1986 realizara Fievel y el Nuevo Mundo, aunque la cinta pasó por las pantallas sin pena ni gloria. En esta ocasión  (como en el poema Un mundo al revés de José Agustín Goytisolo) sí que todos los tópicos infantiles saltaron por los aires en un mundo de cuentos con príncipes malvados y heroicos ogros a la busca de princesas monstruosas. La secuela incluía a un divertido Gato con botas de acento andaluz (y casi me atrevería a decir "paleño) interpretado por Antonio Banderas, si bien era mejicano en la versión original. Es de justicia decir que las tres primeras películas de esta lista tienen en común el genial doblaje de José Mota, un hombre al que sin embargo no soporto como humorista.


Up (2009)
El guión de esta película estuvo varios años durmiendo en un cajón Una cosa era romper con los tópicos y otra bien distinta atreverse a hacer una historia protagonizada por un viejo solitario y gruñón en lucha contra la especulación inmobiliaria que junto a un niño con problemas de sobrepeso e integración social acaba viviendo la aventura de su vida. La magnífica escena del principio en la que se cuenta toda la historia del anciano sin una sola palabra contaba con el precedente de la también estupenda Wall-E y me parece uno de los mayores ejemplos de talento vistas en una producción de Hollywood en muchísimos años.





Según una leyenda urbana tan siniestra como sus clásicos infantiles, Walt Disney fue criogenizado a la espera de tiempos mejores. Puede que se trate de una historia sin fundamento, aunque también podría ser que con unas películas divirtiendo tanto a niños como a mayores y su productora llena de judíos, cualquiera es el guapo que se atreve a descongelarlo.

¡Si llego a saber lo que había dentro, no abro el congelador!

domingo, 9 de octubre de 2011

Como un viejo soldado

"Exilio en la roca", por Joseph Mallord William Turner (1775-1851)
Decía el general MacArthur que los viejos soldados no mueren, sino que se desvanecen en la distancia.
El destino quiso brindarle a este veterano la oportunidad de retirarse emulando su primera misión. Como un viejo soldado, preparó con mimo antes de irse a dormir un uniforme similar a aquel primer uniforme. Tras años de experiencia, aquella noche pareció un novato que se remueve insomne en la cama la víspera de su estreno y cuando al fin durmió, soñó con una flor que lució aquella primera vez esperando la mirada de una mujer. Al día siguiente ocupó por última vez su puesto junto a unos compañeros que, como venía siendo habitual desde hacía un tiempo, eran más jóvenes que él.
Lo que nunca pudo imaginar es que sus fuerzas le fallaran antes de poder cumplir con su misión. Con angustia acudió a su memoria como fuente de motivación. Recordó el tacto de aquel primer uniforme. Recordó aquel clavel prendido en la mirada de una mujer y sobre todo, recordó como aquella primera vez, cuando le abandonaron las fuerzas, otro veterano de voz aguardentosa le espoleó como un viejo sargento impidiéndole abandonar las filas y conduciéndolo hasta el final para acabar encontrándose con su propia dignidad y orgullo. Recordó y a pesar de ello (o quizás por ello), las fuerzas le abandonaron definitivamente.
Se despidió cabizbajo, abandonó la fila derrotado y se perdió entre la multitud con una vergonzosa sensación de fracaso. Si hubiera girado la vista hacia sus compañeros, habría advertido como le admiraban en respetuoso silencio mientras se desvanecía en la distancia. Como el sol entre las nubes aquella mañana de octubre. Como un viejo soldado.