sábado, 20 de noviembre de 2010

Jesús Castellanos reflexiona sobre la historia del hombre de trono

"EL HOMBRE DE TRONO HA SIDO ANÓNIMO E INVISIBLE Y SU HISTORIA HA PASADO DESAPERCIBIDA DURANTE CINCO SIGLOS"

Decenas de asistentes se dieron ayer cita en el salón de la Agrupación de Cofradías con motivo de la conferencia de D. Jesús Castellanos “Hacia una historia del hombre de trono”, primera de las actividades culturales que la Asociación Cultural Hombre de Trono organiza para celebrar su XV aniversario y para las que cuenta con importantes figuras de la cultura malagueña como el profesor Juan Antonio Sánchez López, el historiador Antonio Lara, o el propio Castellanos.
Tengo una gran vinculación con esta Asociación a pesar de no haber ejercido nunca como hombre de trono”, comienza confesando Castellanos al narrar que estuvo presente en la fundación de la Asociación, ha sido partícipe en varias de sus actividades culturales e incluso pregonero oficial en el año 2006.

Jesús Castellanos dio una muestra de amenidad y erudición

CORREONISTAS Y HORQUILLEROS
Muchas señas de identidad que creemos inmutables de nuestra Semana Santa han ido generándose ante nuestra presencia: los adornos florales, el tamaño de los tronos y, por supuesto, el hombre de trono”. Para documentar sus tesis, Castellanos no dudó en bucear en los archivos históricos en busca de numerosos ejemplos ilustrativos, en un alarde de brillante erudición, pero sin sacrificar en ningún momento la amenidad. “El origen del hombre de trono son los hermanos portadores de las andas procesionales en el siglo XVII”. Castellanos puso, entre otros ejemplos, los estatutos de 1643 de la Hermandad del Santo Sudario, que sorteaba entre sus hermanos el derecho a portar las andas de las imágenes. Para hacer hincapié sobre el pequeño tamaño de esas andas nos remitió a la que más hermanos portadores tenía: “En 1655 la Hermandad de la Cena necesitaba veinticuatro hermanos dotados de correón y horquilla para portar a sus titulares”. Curiosamente, tal y como demuestran los estatutos de la Cofradía de Viñeros a finales del siglo XVIII “los hermanos portadores pagaban de su bolsillo el correón, la túnica y el escapulario a modo de cuota de salida”. Castellanos reflexiona sobre el hombre de trono de estos primeros siglos diciendo que “se sentía vinculado a su imagen y era un miembro de la hermandad”.

CUADRILLAS Y CAPATACES: LA PROFESIONALIZACIÓN
En el siglo XIX es difícil encontrar referencias a las personas que llevan el trono en los estatutos de las cofradías “posiblemente porque comienzan a ser llevados por asalariados”, perdiéndose así la vinculación entre el hermano y la forma de llevar su imagen. Es a finales de ese siglo cuando se produce la gran evolución de nuestra Semana Santa: las andas dejan paso a los tronos y el aumento de tamaño trae consigo la necesidad de contratar asalariados. Castellanos reflexiona que la mayoría de los cambios que han impulsado a la Semana Santa han coincido con graves momentos de crisis: “a la gente de Málaga nos gustan las procesiones a pesar del ambiente político y económico de cada época”. El nuevo hombre de trono procede de un entorno no cofrade (el puerto, la construcción el campo, etc.) y por ello trae con él un nuevo vocabulario que hace referencia a su entorno laboral: la cuadrilla de hombres; el capataz que sustituye al mayordomo; y probablemente la propia palabra hombre de trono. “Es curioso que sean asalariados y no hermanos quienes muevan el eje fundamental de una procesión en la calle: la imagen”. “Personas”, continúa Castellanos, “cuya motivación principal no era la devoción, sino la necesidad económica. Independientemente de que después pudiera nacer una vinculación sentimental con la imagen”. Es también digno de reseñar que la primera referencia a nuestro tradicional “paso malagueño” aparece documentada en esta época en una entrevista hecha a un hombre de trono por el Diario Málaga durante la Semana Santa de 1931: “Fíjese cuando el desfile se lleva por calle Larios a paso militar y rítmico”.

DE ASALARIADOS A HERMANOS
Tras la debacle de la década de los treinta y la reconstrucción de nuestra Semana Santa, los años cuarenta se inician con el modelo de hombre de trono asalariado con la salvedad de la orden de Servitas. Sin embargo las nuevas cofradías apuestan por el retorno a la idea de hermanos portadores. Viñeros y Pasión llevan sus tronos con el hábito o túnica de hermano, mientras que la cofradía de Estudiantes presenta la novedad, en el trono del Cristo, de llevar estudiantes (vestidos de traje) como hombres de trono. Aunque ninguna otra cofradía apostó por estos rescates historicistas, éste será, a la postre, el modelo que acabará imponiéndose.
En el año 1948 surge el intento, por iniciativa del obispo Herrera Oria, de hacer del Prendimiento una “cofradía obrera” con el hombre de trono como protagonista. Persona con una fuerte conciencia social, el obispo entiende que el hombre de trono representa a la clase trabajadora que con su esfuerzo sustenta la Semana Santa. Sin embargo el régimen franquista “en una jugada maestra de enroque” según palabras de Castellanos, “acabará integrando la hermandad dentro del modelo nacional-católico de sindicato vertical en versión cofrade”.
El desarrollo del tamaño del trono producido durante esa época, también se explica por la presencia del hombre de trono, “ya que la Agrupación de Cofradías repartía las subvenciones en función del número de hombres de trono que necesitara cada hermandad”.
A partir de los años sesenta la crisis económica hace cada vez más difícil el mantenimiento de hombres de trono asalariados. Son los años tristemente recordados por los tronos abandonados en las calles y en los que incluso se planteó seriamente la posibilidad de introducir ruedas. Una de estas catástrofes (la destrucción del tinglado de El Rico en 1969), provocará la reacción espontánea de la juventud cofrade malagueña que se enrola de forma desinteresada para sacar los tronos, regresando así el hombre de trono hermano del siglo XVIII. La estética elegida será la de Estudiantes y las túnicas son sustituidas por los trajes en casi todas las cofradías. “Una vez más”, resalta Castellanos, “un período de crisis política y económica servirá como punto de inflexión en el desarrollo de nuestra Semana Santa” y añade en una reflexión lapidaria “la idea de salvar lo que nos identifica, es lo que ha salvado siempre a nuestra Semana Santa”.

LA SINGULARIDAD DEL HOMBRE DE TRONO
Terminó Jesús Castellanos su conferencia reivindicando la figura del hombre de trono malagueño, ya que “la mayor seña de identidad de nuestra Semana Santa es que llevamos los tronos al hombro”. Especialmente interesante fue el paralelo bíblico de “al igual que era portada el Arca de la Alianza según las Sagradas Escrituras”. También defendió el vocablo hombre de trono: “una palabra tan nuestra y tan singular, que tiene equivalentes, pero no sinónimos”. Cerró por último su disertación invitando a los hombres de trono a indagar en su historia y su pasado, ya que “aunque el hombre de trono figura ya en los estatutos de las cofradías y su invisibilidad ha desaparecido, durante cinco siglos ha sido anónimo y su historia ha pasado desapercibida”.