martes, 13 de julio de 2010

Campeones con rostro humano

“Es el nieto de España… ¡Y mi nieto!”, contestaba orgullosa ante las cámaras la abuela de Andrés Iniesta la mañana después de la victoria mostrando el lado más familiar del futbolista. Al mismo tiempo el abuelo resaltaba, con toda la naturalidad del mundo, no que el chaval hubiera marcado el gol de la victoria en la final, no que sea uno de los mejores jugadores del planeta, sino que siempre trabaja sin protestar sobre el terreno de juego y que no se quejó por ninguna de las patadas recibidas. Esa imagen resume la de toda la selección. No sólo fue la mejor. No sólo ganó. Sino que, además, fue el triunfo de los chicos de la calle. De gente sencilla que ha huido de galácticos estrellatos y ha avanzado hasta la victoria final con discreción, con modestia, mostrando un rostro humano. El propio Iniesta tuvo un hermosísimo gesto en la final al marcar el gol. No lo celebró con alguno de esas estudiadas poses cara a la galería cuyo único objeto es copar las televisiones, portadas y pósters para la posteridad, sino que, en un gesto entrañable que lo honra aún más (si cabe), recordó a un joven futbolista muerto en la flor de la vida, el malogrado Dani Jarque.
Ese lado modesto, silencioso y trabajador comienza por el propio seleccionador, Vicente del Bosque, que en otro gesto humano pidió una sola cosa a los jugadores tras la final, que su hijo Álvaro, con síndrome de Down, pudiera cumplir el sueño de celebrar la victoria subido sobre el autobús junto a todos sus ídolos. No hace falta decir que todos aceptaron. En un mundo futbolístico de “estrellas” con look agresivo y actitud estudiadamente macarra, el seleccionador no sólo ha tenido el mérito de que su equipo juegue bien, sino que también transmitan la sensación de ser buenas personas.
En contraste, y como en una apocalíptica película de ciencia ficción, el rival en la final para unos héroes humanos no podía ser otro que una “naranja mecánica”. Cuando antes de la final los holandeses dijeron que serían fieles a su estilo, todos pensamos en la naranja de Cruyff y Neeskens, o en aquella de Gullit y Van Basten. Los equivocados éramos nosotros: en realidad se referían a la de Burgess y Kubrick. Así fue Holanda, agresiva y gratuitamente violenta hasta la repulsión. Algunas de las patadas y agresiones que (con el consentimento del árbitro) propinaron, hubieran sido más merecedoras de un tribunal penal que de uno futbolístico. No sólo no supieron jugar, sino tampoco perder. Recién concluido el partido aún reclamaban con indignación ostensible algo al árbitro. Imagino que el hecho de que ningún jugador español hubiera necesitado desfibrilador o la amputación de un miembro, era prueba irrefutable de la injusticia por las amonestaciones recibidas.
Pero si había algún jugador español cuya verdadera condición humana siempre despertó dudas, ese fue Casillas. No sólo aguantó con sobrehumana indiferencia las injustas críticas sobre la supuesta influencia negativa en su rendimiento por su relación con la periodista Sara Carbonero, sino que hace tiempo que sus increíbles paradas lo elevaron a la sobrehumana categoría de santo. Dos imposibles “mano a mano” en los que el portero sacó el balón a Robben, parecieron confirmar su sobrehumana condición. Pero estábamos equivocados. Cuando Iniesta marcó, Casillas reaccionó llorando como un niño. Era la primera vez que pudimos ver al capitán en toda la grandeza de su humanidad.
Tras la victoria su novia trataba de entrevistarle con toda la profesionalidad de la que era posible. Casillas no aguantó más y, con la más humana de las reacciones, se abalanzó sobre ella para besarla. Así terminó el mundial 2010, el de la victoria española, como el clásico final de una película del dorado Hollywood, con el beso de la pareja enamorada.
Quien iba a decirme a mí, que algún día acabaría escribiendo esto.

6 comentarios:

  1. Por una vez en la vida podemos ir con la cabeza alta y presumir de que tenemos el mejor equipo del mundo. El que mejor juega, el más limpio, ordenado y creativo. Es una nueva generación que se recordará durante años.

    Atras quedaron esos años en los que la selección española era tratada como un equipo más que no pasaba de cuartos, atrás quedó el "Jugamos como nunca y perdemos como siempre" Ahora "jugamos como nadie y ganamos a lo grande!" y con un final que riete tu de Casablanca ni el mismisimo Humphrey Bogart lo hubiera hecho mejor.

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  2. Me estás acostumbrando mal, me empiezan a parecer muy buenos tus artículos ;-)).
    Hablar de un grupo humano intentando tildar este aspecto, carente en nuestro entorno diario por desgracia y por tanto cada vez más emocionante, es difícil. Tú sabes qué quieres contar y cómo.
    Añadir cosas seguro que aún se pueden, pero, es tu blog, tu artúculo y tu corazón el que habla. Si te parece vuelvo a darte las gracias por leer sin pestañear y asentir con cada línea.
    Por último quiero hacerme cómplice del ese momento en Tele5 en el que el mejor portero del mundo muestra la cara más tierna del mundo rompiéndose y besando a la periodista más guapa del mundo. Como dije por ahí, el momento de la "Victoria", (y no me refiero al líquido elemento Carlos..., jajajaj.).
    Un saludo.

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  3. Pablitooooorlllll para la champions, el Malaga finalista, que me lo ha dicho el pulpo!!!

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  4. al fin un año q empiezas un mundial con España...y lo terminas con España siendo la mejor!

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  5. ¡Oh capitán, mi capitán!
    A diferencia de otras estrellas, estos jugadores saben que no hace falta ser un macarra para aparentar ser mejor de lo que realmente eres, sino que se trata solamente de ser realmente el mejor.
    Gran capitán, gran equipo y gran alegría por fin.

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