sábado, 1 de mayo de 2010

"Madrilismo"

No. No es una errata ni una falta de ortografía. Tengo muchos amigos madridistas (por cuya afición siento un gran respeto), amantes del fútbol y que ejercen de forma totalmente legítima y razonable su antibarcelonismo (en el fútbol, así como en la vida, ciertas filias llevan emparejadas ciertas fobias de forma totalmente indisoluble). No, el madrilismo es otra cosa.
El madrilista (como a ellos mismos se les escucha decir) es ese forofo que en realidad no es aficionado al fútbol, sino simplemente al Madrid. O, mejor dicho, a que el Madrid gane siempre. Para el madrilista poseer 81 Ligas y 53 Copas de Europa (es decir, todas), se aproximaría bastante al mundo feliz de Huxley. Es más, si el Madrid ganara a partir de ahora todas las competiciones por incomparecencia del rival, el madrilista ni siquiera advertiría que el fútbol ha dejado de existir. Cierto es que todos los equipos poseen “aficionados” de ese perfil, pero un equipo con el palmarés del Madrid (ciertamente el club más laureado del mundo) es más proclive a atraer a esta suerte de personajes.
¿Quién es éste que ni siquiera jugó en el Madrid?
De las 23 ligas disputadas entre 1967 y 1990 (etapa de Plaza al frente del comité de árbitros), el Madrid ganó trece, el Atlético tres, Athletic, Real Sociedad y Barcelona dos cada uno y el Valencia una. Ante esta exegerada desproporción los madrilistas siempre han argumentado que su equipo (que ya no era aquel mítico de los Di Stefano, Gento y cía.) era simplemente mejor. Villar (ejemplo de tipo inepto hasta la repulsión) llegó a la presidencia de la Federación en 1989. Desde entonces el Barcelona ha ganado nueve, el Madrid seis, el Valencia dos y Atlético y Deportivo (a quien el madrilismo tampoco perdona el centenariazo del 2002) una cada uno. El madrilismo, incapaz de soportar que la desproporción de su ventaja haya desaparecido, ha bautizado a este fenómeno de competencia futbolística como “villarato”. Para más inri, el palabro y concepto en cuestión no es invento de un ultra descerebrado, sino de un profesional del periodismo, personas de las que cabría esperar un mayor rigor, análisis y mesura. Pero ¿qué podemos pedir de la prensa deportiva de un país que (a diferencia de Italia, por extraño que pueda parecer) lleva años instalada en el forofismo? (As. Marca, Mundo Deportivo o Sport parecen escritos por los fondos de las respectivas gradas en vez de por una línea editorial coherente).
La semana que el Málaga debía visitar el Bernabéu la prensa madrilista se encargó de preparar bien el ambiente: ¡Nos visita el equipo más tarjeteado de la Liga! ¡Proteged a Ronaldo del juego duro! Llegado el partido fue el portugués quien partió las narices de Mtiliga de un codazo. Durante la siguiente semana esos mismos medios se dedicaron a rebatir que aquello fuese una agresión. Si hubiera sido al revés se hubiera exigido que el defensa malaguista fuera juzgado en un tribunal de Texas.
Hasta mi admirado Santiago Segurola (que jamás ocultó su simpatía por el Madrid), otrora uno de los periodistas más analíticos y rigurosos de este país, se enroló, para mi asombro, en absurdas cruzadas madrilistas. Buen ejemplo de ello es su defensa a capa y espada del reconocimiento por parte de todo el planeta fútbol hacia ese genio incomprendido del balón llamado Guti, el currorromero del balompié (con perdón por el maestro de Camas). Un tipo que es capaz de vivir toda una temporada de las rentas de un partido contra el Valladolid, Racing o Getafe y al que jamás se le ha visto ser desequilibrante en una final europea o un clásico de la Liga. Segurola dedicó la temporada 2005/2006 a exponer cuan imprescindible era (como luego “se demostró”) la presencia de Guti en la Eurocopa. Ese mismo Guti que, tras ser derrotado por el Alcorcón, se negó a intercambiar su camiseta con la de un ilusionado rival que se atrevió a pedírsela, quien sabe si para su hijo o incluso para él mismo. Todo un gesto de grandeza madrilista.
Y es que, amigos míos, el madrilista no disfruta ni admira a los buenos jugadores de fútbol: sólo son buenos los jugadores del Madrid o aquellos cuyo fichaje es inminente. Antes de que se den cualquiera de esas dos situaciones los pobres futbolistas viven ninguneados en la indiferencia: Alkorta en los noventa o Canales en la actualidad, son sólo dos de los muchos ejemplos de jugadores que pasaron de no existir (mientras jugaban en el Athletic y Racing, respectivamente) a ser figuras de la Liga española en cuanto se supo del interés de la “Casa Blanca”. Ni siquiera incontestables del fútbol como Luis Figo o incluso Zinedine Zidane, eran nadie para los madrilistas antes de recalar en su equipo. En cambio pobres tipos como Pelé, George Best, Maradona o Marco van Basten nunca tuvieron la suerte de que el Madrid se fijara en ellos. Una lástima.
El madrilismo, como en mi caso, es mucho más responsable de las conversiones al antimadridismo que la propia afición al Barcelona. Como casi todo seguidor de un equipo modesto he soportado toda mi vida todo tipo de burlas de aficionados de equipos "grandes". Los peores y más hirientes insultos siempre han sido lanzados por madrilistas. Una tarde de 1989 ya no pude soportarlo más y pedí con toda mi alma que algún equipo “me vengara”. Pocos días después el Milan de Sacchi, Baresi, Donadoni y los holandeses le endosaba aquel histórico 5-0 al Madrid. Aquella fue la primera vez de mi vida que había deseado que el Madrid perdiera. Ya no fue la última.
¡Verán qué simpático les parece de aquí a unos meses!
De los grandes clubes de Europa el Madrid es el único que, gracias al madrilismo, ha perdido sus señas de identidad estéticas futbolísticas. A la Juve siempre le ha gustado el cicatero 1-0. Al Ajax, jugar con extremos. Al Manchester, el fútbol directo y vertical. Al Barcelona, la creación en el centro del campo. Al Bayern, la generosidad física. Al Milan, una agresividad narcisista. Desde que yo tengo uso de la memoria futbolística, el Madrid siempre apostó por un fútbol vistoso y coqueto (algo momentáneamente recuperado durante la etapa de Del Bosque, Zidane y Redondo, quien marcó aquel admirable gol en Old Trafford), pero a mediado de los 90 las gradas y medios madrilistas se juramentaron para que su gusto cambiara (siempre y cuando se ganase), dependiendo de donde soplaran los vientos del entrenador de turno: con Valdano, todos se enamoraron de la elaborada parsimonia del fútbol latinoamericano, esos mismos que con Capello se declararon admiradores de la disciplinada efectividad del calcio. Vaya de antemano que Mourinho es un hombre que nunca me ha caído mal (aunque tampoco me parece un ejemplo de simpatía, para que nos vamos a engañar) pero ya veréis como la misma gente que puso en la picota a Clemente por chulo y maleducado justificará el carácter del portugués (¡pero si con Schuster disculparon los desplantes a “Goyo” Manzano y hasta rieron los cortes de manga al banquillo del Athletic!).
Un conocido mío, durante años vinculado a las categorías infantiles y juveniles del Málaga y del CD Puerto Malagueño (para más señas madridista, que no madrilista), me contó la siguiente anécdota: Con motivo de recaudar fondos para una causa benéfica, el Puerto Malagueño consiguió la implicación de una categoría inferior del Real Madrid en un partido amistoso. El estadio Segalerva se llenó de muchos aficionados al fútbol, expectantes por ver algunas de las futuras estrellas de la Liga española. Dirigía aquel equipo un joven y prometedor entrenador que, años después, se convertiría en uno de los técnicos más cotizados de Europa.
A falta de pocos minutos para el final, cuando el Madrid ganaba por un gol de diferencia, el árbitro pitó un penalti a favor de los locales. El joven y prometedor entrenador, indignado por una decisión que el consideraba totalmente injusta, ordenó a sus pupilos la retirada a los vestuarios a modo de protesta. Aunque en el rostro de algunos chavales se leía el deseo de competir hasta el final, todos obedecieron sin rechistar.
En el equipo contrario el ambiente era aún más desolador ¿qué niño no habrá soñado con poder derrotar a uno de los grandes? Un pobre entrenador de equipo modesto, pensando en que sus chicos pudieran mantener el sueño hasta el final, se atrevió a entrometerse en el vestuario madridista de forma humilde y reverente para proponer, a espaldas del árbitro, el siguiente arreglo: estaban dispuestos a marrar el penalti e intentar empatar el partido por otros medios en el tiempo que restaba.
Los dos equipos regresaron a la tierra (Segalerva no tiene césped) y, para que un joven y prometedor entrenador durmiera tranquilo aquella noche, un niño se tragó el orgullo con su saliva, se secó las lágrimas, y lanzó el penalti al banderín de corner. Muchos habrán intuido el desenlace de esta historia: el marcador se mantuvo inmóvil hasta el pitido final.
Aquella fue una jornada gloriosa para el madrilismo.

Cuando juegue en el Madrid será hasta guapo

8 comentarios:

  1. Hay muchos otros ejemplos de madrilismo exacerbado. Los más "cachondos" son aquellos que hacían lecturas diametralmente opuestas de casos similares entre Madrid y Barça, a saber:

    1) Cuando Buyo cantaba que daba gusto, los "madrilistas" esgrimían el clásico "los grandes porteros hacen grandes cantadas"; sin embargo, Zubizarreta, portero que fue internacional nada más y nada menos que con cuatro seleccionadores distintos, fue a menudo tildado por la misma gente como "el peor portero de España".

    2) Las marrullerías y el juego sucio de Hugo Sánchez (un goleador espectacular, efectivo y letal como pocos he visto, para que no se me tilde de injusto) formaban parte de los lances del juego, mientras que las acciones análogas de Hristo Stoitchkov (indiscutible Balón de Oro en 1995 cuya carrera está llena de acciones antideportivas) eran de juzgado de guardia.

    3) Cristiano Ronaldo no es un chulo ni un provocador, simplemente (dicho literalmente por un periodista deportivo de Madrid) "en España no se entiende su expresividad en el campo". Mientras tanto, crece como la espuma el argumento de que Víctor Valdés (quien está a punto de conseguir su tercer trofeo "Zamora" en la liga española) no debería ser ni siquiera tercer portero de la selección en el mundial de Sudáfrica porque, con su fuerte carácter y personalidad, socavaría el buen ambiente del grupo teniendo que aguantar estar a la sombra de Íker Casillas.

    Suma y sigue... O, como diría el anuncio de Duracell "y duran, y duran, y duran..."

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  2. Atención a los comentarios de un periodista de MARCA en la contraportada del ejemplar de hoy:

    "El Real Madrid ha sido, es y será siempre un club mucho más grande que el Barça. Y no sólo por las 17 Copas de Europa ni por el espíritu de Juanito" (*1)

    "El Madrid cuando pierde da la mano" (*2)

    (*1) ¡Y yo que creía que eran nueve: ignorante de mí!

    (*2) Pues será en la letra de su himno, porque que yo sepa los pobrecitos del Alcorcón aún están esperando que "señores" del fútbol como Guti o Gago les den la mano después de perder por 4-0 en Alcorcón.

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  3. Por supuesto que todos los madrilistas querrán que el fin de semana que viene le gane el Madrid al Málaga aunque nos vayamos a segunda.
    Es como los hijos de andaluces en Cataluña, son los más radicales porque tienen que demostrar que son más catalanes que nadie.
    Gentuza.

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  4. Silva, Milito, Maicon, De Rossi, Di María, Navas, Javi Martínez... ¿Hay alguien que el Madrid no vaya a fichar? ¡Nosotros les vendemos algún paquete encantados! ¡Y además, sensacional oferta: con la compra de cualquier jugador le regalamos a Fernando!

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  5. nunca podría describir mejor, mí más exacerbada fobia hacia el real mandril " de ahí viene lo de mandrilista, y con perdón de los pobres mandriles "

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  6. Me alegra recibirle por vez primera (y espero no sea la última) a esta su casa donde siempre tienen cabida toda clase de amigos, simpatizantes, malaguistas y correonistas.
    Un abrazo.

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  7. Muy buena crítica constructiva de lo que representa el madrilismo hoy en día, te faltó hablar del señorío perdido por el equipo de Mourinho, pero claro, esta publicación yace en la red desde hace un tiempo ya!
    Puurrrque?

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  8. Muchas gracias por tu visita y comentario en una entrada antigua. Curiosamente, la parte que reclamas puede leerse en un artículo posterior:
    http://elasuntodaffari.blogspot.com.es/2011/09/pactar-con-el-diablo.html
    Un saludo.

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